Cada obra es un portal, un ojo del tiempo, un pasaje por la conciencia, algo invisible en nuestro mundo, un aura; una extensión del universo personal, que va cambiando y vibrando según las emociones, instintos y pensamientos que se funden en el interior del artista en un proceso primordial, profundo y universal; en una búsqueda por esa conexión con el cosmos y con el infinito.

 

Un camino que se va transformando, abstrayendo e inmergiendo en la exploración y creación de un mundo infinito de posibilidades; códigos ocultos, dimensiones, sensaciones, relaciones, preguntas y mensajes aparecen entrelazados en un nuevo lenguaje visual que desdibuja los paradigmas de la fotografía y el arte contemporáneo, y del tiempo, o la ausencia de el.